domingo, 21 de febrero de 2016

Polillas


Son extraños los sentimientos que me acongojan en éstos momentos. Siento una especie de calma interior, como cuando te encuentras en el corazón de un huracán. Calmo, quieto, como una burbuja tranquila, donde el ruido que percibes está muy lejos, donde puedes ver el cielo azul y a veces hermosas noches estrelladas. Seguramente lo correcto sería salirme de mi cómoda paz y moverme hacia los costados, estirar un brazo y con la mano tocar la tormenta. Sentir como vibra, como grita, como llora en el infierno que a veces son el interior que poseemos. Siento que no soy suficiente, que aburro rápido. Que soy muy intensa...¿cómo dijo? ¡ah sí! DRAMÁTICA.  Un gacela muy loca que tengo de amiga, voy a llamarla así porque es a lo que se parece, frágil y hermosa, parece que la mueve la corriente que sigue su corazón. Aunque no siempre acierta y de vez en cuando es cazada por un león hambriento. Pero no acaba con ella. Ella renace en las carnes putrefactas y las lágrimas que derrama. Así es ella. Bueno esa Gacela me dijo, que no debía darle importancia a los asuntos que me hacen sentir tan insulsa. Y yo ¡uf! ¡qué difícil! No comprendo el encanto que genero en algunas personas, pero luego no se mantener. ¿Qué problema tengo?, me pongo a pensar... pienso y pienso... y encuentro un patrón en común en mi conducta, sentir y pensar. Soy como las polillas, siempre que encuentro una tenue luz en alguien, comienzo a acercarme, sin detenerme, avanzo hacia la brillante luz que me llama a gritos, que sensualmente me provoca un calor excesivo y no tiene nada que ver con éste verano, simplemente me atrae como la luz atrae a las polillas. Y ahí ya es tarde. Porque cuando llego y descubro el calor deslumbrante y como me gusta sentirlo... ahí justo, alguien apaga la luz o peor aún, me doy cuenta que era una trampa y ya no puedo hacer nada, simplemente siento el olor asqueroso de mis alas quemadas. ¿Cuántas veces tendré que soportar sentirme atraída por algo así? ¿cuántas veces resistes sentir el corazón exprimido hasta la última gota? Amantes fugaces, seguramente no tengo nada más para dar, que eso, encuentros rápidos, efímeros, pero en mi quedan ¿quedará algo de mí en el otro? A pesar de todo ésto, pienso quedarme en mi centro del huracán. ¿la razón? sumado todo lo acontecido y al no encontrar respuestas negativas para mi comportamiento, guiado siempre por mi corazón e instintos. Descubro que a pesar de sufrir un poco, me siento libre, porque tengo una inmensa capacidad para amar en poco tiempo, sin medirme, prevaleciendo en mi el pensamiento de que nada es tan puro como lo que surge espontáneamente. Entonces lo que me acongoja se vuelve diminuto, pues entiendo que Amo cuanto puedo y a cuento quiero, así como las polillas, que vuelan ciegamente hacia la luz tenue que las llama.